Viaja a Tailandia y ten larga vida para contarlo
|Tailandia es el verdadero paraíso terrenal para turistas occidentales. Es la mejor puerta de bienvenida al exotismo del sudeste asiático, porque cuenta con excelentes infraestructuras y concentra en su territorio tantas bellezas naturales, culturales y diversión, que agita los sentidos de cualquier visitante.
Presenta tantos contrastes entre la naturaleza más salvaje, donde impera la exuberante vegetación selvática entre montañas, o las arenas blancas de impresionantes playas de aguas cristalinas y las ciudades más bulliciosas, inmersas en continua actividad día y noche, que te harían falta muchas vacaciones para disfrutarlo y varias vidas para contar tus experiencias. Puedes empezar ahora mismo en Voyage Privé Tailandia.
La actividad más intensa se apodera a diario de la capital tailandesa, Bangkok, con más de siete millones de habitantes, cientos de mercados y exótica gastronomía. El mercado de Chatuchak, con más de 15.000 puestos es ejemplo vivo de la vida animada de la ciudad, cuyos habitantes siempre muestran su sonrisa.
Contrasta con la calma y serenidad de sus hermosos templos. Basta con cruzar el río para visitar joyas como el Palacio Real de Bangkok, grupo de edificaciones donde destaca el templo Wat Phra Kaew, con su venerado Buda de Esmeralda, o el templo de Wat Pho, que acoge al mayor Buda reclinado de Tailandia, con 46 metros de longitud.
A más de 700 kilómetros, Koh Samui, nos recibe con merecida etiqueta de paraíso y hermosísimas playas, como Chaweng Beach, más de siete kilómetros de arena blanca y aguas transparentes, bordeada por cocoteros. Bucear en la vecina isla de Koh Tao es más que placer, casi obligación para no perderse una experiencia única y visitar el Parque Marítimo Nacional de Ang Thong permite conocer parajes tan excepcionales como Blue Lagoon o la cueva de Bua Boke, difíciles de describir cuando recuerdes tu aventura.
Tailandia también es Phuket, la isla más grande, con las curiosas calles antiguas de su capital, Mueang Phuket y su Buda Gigante, en lo alto de la montaña, o el colorido templo budista de Wat Chalong. Las playas más relajantes, como Kamala y Surin Beach se alternan con Kata, Noi y Yai, donde el surf es casi una religión. Nada mejor para terminar un día maravilloso que la alocada vida nocturna de Patong, con infinidad de bares al aire libre, miles de luces de neón y go-gós bailando sobre las barras, a modo de escenario.
Las ganas que tenemos de volver a Tailandia no están escritas…. paciencia que ya va quedando menos.
Gracias por esta guía que me transporta allí de nuevo. Mi mujer y yo tenemos un modesto blog en el que en estos meses que no hemos podido viajar vamos dejando nuestras vivencias. por si a alguien le puede interesar: https://guiatailandia.com